Invitación al estudio y reflexión de las actitudes individuales y grupales. Un retrato social por medio de creaciones ficticias que representan situaciones reales.
Una instalación artística que construye escenas inquietantes.
Un numerosos grupo de muñecos rodean uno de los fosos de la sala que está lleno de agua, donde yace flotando boca abajo el cuerpo de otro. No sabemos exactamente lo que ha ocurrido. Otro muñeco se mantiene apartado del grupo. Treinta y cuatro muñecos ubicados en el suelo y otros puntos de la sala, con una iluminación puntual y dejando el resto de la sala a oscuras, producen una sugerente ambientación que nos ayuda a entender la intencionalidad de la obra.
Los muñecos están colocados de pie y dirigiendo mayoritariamente sus miradas a un mismo punto, aun que algunos las cruzaban entre sí y otros con nosotros.El espectador observa los muñecos, sus actitudes y sus rostros cargados de expresión en los que casi podremos leer lo que está ocurriendo.
Pequeños muñecos realizados en plástico blanco sellado y rellenos del mismo material. Sólo sus cabezas están pintadas, definiéndose así sus ojos, nariz, boca y orejas sobre el tono rosado dado a la piel del rostro. Sus medidas varían entre los cincuenta y los sesenta centímetros de altura. Sus rostros inquietantes contrastan con la fragilidad y ternura que muestran sus cuerpos.
Un efecto de fotogramas y escenas inquietantes, como si de un thriller se tratara, mezclado con la tierna emoción que evocan los muñecos.